El dúo responsable de Los lobos de la pared (Astiberri, 2004) vuelve con otro caótico libro de
imágenes en el que un hombre, agraviado por la forma en que una niña observa su extravagante
peinado, le explica en una serie de rimas, crecientemente ridículas, todas las cosas que se pueden
encontrar en las guedejas que surgen como remolinos de su cabeza.
Cada página es un auténtico festín para la vista, con grandes matas de pelo pobladas por todo tipo
de elementos extraños como carruseles, navíos piratas, pulpos azules u osos comedores de peines en
frenético batiburrillo.
Gaiman ha escrito otros tres libros infantiles, El día que cambié a mi padre por dos peces de colores,
Coraline y Los lobos de la pared, una historia caprichosa y estrafalaria que se lee una y otra vez.
McKean, además de las colaboraciones con Gaiman, ha ilustrado El salvaje, con textos de David
Almond, publicado por Astiberri en 2008.