En este libro se reproducen dos escritos de Martínez Barrio redactados recién iniciada su vida en el exilio. Publicados originalmente en Buenos Aires (Páginas para la historia del Frente Popular, 1943) y como una serie de artículos periodísticos en el semanario Hoy de México (La rebelión militar, 1940), ambos textos reflejan el testimonio de uno de los principales protagonistas de una etapa crucial en la historia de la Segunda República: los meses que median entre 1935, en que comenzó a tambalearse la coalición de centro-derecha en el poder durante el segundo bienio y a gestarse el Frente Popular, y los inicios de la rebelión militar de julio de 1936.
Hombre honesto, ajeno a todo despecho o rencor, republicano, demócrata y liberal, Diego Martínez Barrio representó como pocos a esa tercera España que a partir de 1936 se vio aplastada por los extremismos de derecha y de izquierda.
Los textos que aquí se reproducen y la trayectoria biográfica de Martínez Barrio son analizados en el «Prólogo» que incluye esta obra, redactado por Leandro Álvarez Rey, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla y autor de Diego Martínez Barrio. Palabra de republicano (Sevilla, 2008).
Diego Martínez Barrio. Nacido en Sevilla en 1883, Martínez Barrio se convirtió desde comienzos del siglo XX en uno de los principales dirigentes republicanos de Andalucía. Seguidor de Alejandro Lerroux e impulsor de la reorganización de la Masonería, tras la proclamación de la Segunda República fue nombrado ministro del Gobierno Provisional, vicepresidente del Partido Radical y Gran Maestre del Gran Oriente Español. Presidente del Gobierno que convocó las elecciones de finales de 1933, cuyos resultados supusieron un giro en la trayectoria del régimen republicano, en 1934 decidió romper con Lerroux ante su incapacidad ética para gobernar dependiendo del apoyo parlamentario de la derechista CEDA.
Fundador del partido Unión Republicana e impulsor con Azaña del Frente Popular, a partir de febrero de 1936 presidió las Cortes y ocupó interinamente la jefatura del Estado. Iniciada la rebelión militar, el 19 de julio intentó en vano formar un gobierno de conciliación que evitase la guerra civil. Refugiado desde 1939 en Francia, Cuba y México y nombrado en 1945 por los diputados supervivientes del Frente Popular Presidente de la Segunda República Española en el exilio, falleció en París el 1 de enero de 1962.