La madurez como punto álgido de la vida, como el momento de entregarse generosamente.
«El hombre maduro es el resultado de un largo proceso. Ha aprendido Elogio de la madurez bien su oficio, ha hecho realidad un conjunto de posibilidades, ha pasado por etapas pueriles llenas de carencias como la adolescencia, pero todo eso lo ha fortalecido. Un ser humano es maduro cuando está en condiciones de darse al mundo, de enseñar a los demás lo que ha aprendido, de entregarse generosamente para que los otros puedan aprender lo que él sabe.»
Francesc Torralba explora, con una prosa meditada y rica en metáforas, el universo en el que ingresa la persona adulta y reflexiona sobre las profundas paradojas a las que se ve sometido. Por un lado, los hijos que antes le necesitaban, en su juventud, dejan de hacerlo. Por otro sus padres, ya ancianos, son cada día más dependientes, mientras su vida se escurre. Y en el centro, la persona adulta, con sus anhelos y deseos. Soñar para pensar defiende que la persona que ingresa en la madurez puede vivir su existencia como una época de máximo esplendor y realización, a pesar de los sueños truncados que arrastra.