Una delicada talla gótica ha sido sustraída de una iglesia alemana. En la persecución la policía dispara a uno de los ladrones. Él no sabe muy bien dónde le duele, pero se le empieza a nublar la vista. La talla se ha manchado de sangre y tiene un agujero. La preciosa obra de arte ha salvado la vida al ladrón más famoso del mundo: Erik el Belga.
Así empieza la autobiografía de René Vanden Berghe, Erik el Belga, escrita con increíble ritmo narrativo a cuatro manos con Nuria de Madariaga. Su vida es la demostración de que la realidad supera la 0FB01;cción. Nada hacía suponer que el pequeño René fuera a convertirse en un ladrón. Su abuelo le transmitió el amor por el arte gótico y el románico, su madre lo introdujo en el mundo de la pintura, y su padre le enseñó los secretos del bosque, las armas y los libros antiguos. Pero el ambiente tras la segunda guerra mundial era perfecto para aprender las artes del contrabando y su carácter le dio el ansia por el conocimiento y la lógica necesaria para justi0FB01;car su querencia por las piezas de arte sacro: «soy católico y la Iglesia es de todos los católicos, luego lo que es de la Iglesia también es mío» o «si no hubiera salvado esta pieza de la carcoma ahora no existiría02026;». En ocasiones, no le faltaba razón.
Un auténtico thriller en el que se desvela la trama que hay tras los robos de arte. A Erik se le calculan unos 600 golpes en Europa, algunos muy sonados en España, donde a nadie parecía importarle el patrimonio. Y todos por encargo, porque para que alguien se lleve estas piezas únicas tiene que haber una persona dispuesta a comprarlas.