Málaga sigue creciendo y hoy es una ciudad moderna, cosmopolita y bulliciosa, con un casco urbano que ha experimentado una gran expansión, con museos imprescindibles, un puerto renovado y una zona monumental que conserva intacto el sabor de su pasado y con huellas muy visibles de su esplendor: el Teatro Romano, la Alcazaba, los paseos ajardinados y las elegantes residencias que proporcionan un aspecto señorial a muchas calles y rincones. Aunque quizá el gran secreto de la ciudad y lo que hace que Málaga sea un destino imprescindible, es el carácter abierto, alegre y acogedor de sus habitantes, que la convierten en una ciudad enormemente atractiva, hospitalaria y con una personalidad única. Y su lado, La Costa del Sol, uno de los destinos turísticos más importantes del mundo, con poblaciones como Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola o Marbella y con kilómetros de playas de arena fina y una oferta cultural y de ocio para todos los gustos.