Recorrer rutas de senderismo a través de los exuberantes cañones del Parc National de l’Isalo, donde los lémures de cola anillada corretean por los árboles; respirar el aroma del clavo, el ilang-ilang y la canela al norte de Soanierana-Ivongo; bajar el curso del río Tsiribihina en una piragua de madera y atravesar acantilados repletos de murciélagos que duermen; observar las enormes mandíbulas de una planta devoradora de insectos en el Parc National d’Andohahela... decir que Madagascar es un lugar ‘único’ es una expresión que se queda corta para definir las extraordinarias experiencias que esperan al viajero en esta isla.