Los juzgados y tribunales aportan un inagotable caudal de anécdotas que Fernando Vizcaíno Casas ha sabido recoger y comentar con el buen humor que le caracteriza. Como continuación de su gran éxito Historias puñeteras, el autor nos ofrece inéditas y delirantes anécdotas de nuestra Justicia. Y, como muestra, un botón: «Terminada una diligencia en el juzgado, el declarante, persona inculta y (quizás por eso) adinerada, ofrece ostentosamente al oficial que le ha tomado declaración un cigarro puro. --No, muchas gracias --dice el funcionario--. Perdone si no le admito, pero eso sería cohecho. --¡Qué va a ser lo que usted dice, hombre de Dios! ¡Esto es un habano de cincuenta duros!»