El mundo está a punto de acabar. Y antes de que suceda, todo empieza a cambiar.
Janelle Tenner muere atropellada por una camioneta. Sí, muere, con luces cegadoras e imágenes de su vida pasando frente a ella. Pero poco después abre los ojos y se encuentra cara a cara con Ben Michaels, un chico de su instituto con quien jamás ha cruzado palabra. Y pese a saber que es imposible, está convencida de que Ben acaba de devolverle la vida.
Sin embargo, su resurrección es solo el primer misterio que Janelle deberá afrontar. Mientras husmea en los expedientes policiales de su padre -agente del FBI-, en busca de alguna pista sobre su accidente, descubre un temporizador con una cuenta atrás para algo, pero ¿exactamente para qué?
Cuando alguien muy próximo a ella muere asesinado, ya no podrá seguir negando lo que parece más que evidente: todo lo que ha ocurrido -el accidente, el asesinato, la cuenta atrás, la súbita aparición de Ben- apunta en una sola dirección: la desaparición de la vida como la conoce.
La cuenta atrás sigue avanzando. Janelle se da cuenta de que si quiere detener el fin del mundo deberá descubrir los secretos de Ben y evitar enamorarse de él en el proceso.