Cuando Milton y Marlo Fauster mueren en la explosión de un gigantesco oso de nubes de caramelo, son enviados directamente al Heck, una especie de reformatorio del inframundo. Milton comprende por qué su cleptómana hermana está allí, pero él es (o era) un chico modelo. ¿Quién ha cometido un error? Desde luego, no ha sido Elsa, la directora de las Tinieblas. Ella no comete errores... ni los tolera. Así que se encarga especialmente de que el Heck (con sus terribles profesores, como los piratas muertos que enseñan gimnasia) sea especialmente heckspantoso para los hermanos Fauster. ¿Encontrarán la forma de escapar de allí? ¿O se quedarán atrapados en aquel lugar por toda la eternidad o hasta que cumplan dieciocho, lo que suceda primero?