La primera edición de Cuentos de hadas del Nuevo Mundo en la que se basa ésta que tienes en tus manos, fue publicada por George M. Hill la firma responsable de El mago de Oz en 1901. Sus doce relatos aparecieron seriados en cinco grandes periódicos: el Pittsburgh Dispatch, el Boston Post, el Cincinnati Enquirer, el St. Louis Republic, y el Chicago Chronicle.
Para algunos estudiosos, lo más criticable de estas historias es, precisamente, el intento de Baum de superar el cuento maravilloso clásico donde "es imposible identificar el universo en el cual se desarrolla la acción", recurriendo a la moderna narrativa fantástica cuyo "universo tiende a ser réplica del nuestro". Aquí, por ejemplo, los magos viven en edificios de apartamentos, y son doctores en ciencias químicas.
Según Russel B. Nye, los "Cuentos de hadas del Nuevo Mundo, son muy superiores a las ?educativas? historias infantiles al uso, aunque en ellos, Baum no observó la primera regla de la narración maravillosa, que es crear una tierra de nunca jamás, en la que todas las leyes de la probabilidad puedan ser creíblemente contravenidas o suspendidas".
Martin Gardner, además, añade que "Baum inyectó en estas historias una dosis de comedia adulta, más alta de lo habitual; agudezas que pocos lectores jóvenes pudieron apreciar". Aunque más adelante matiza: "A pesar de la actitud cínica de Baum, la mayoría de las historias son excelentes, y los niños avispados apreciarán gran parte de su humorismo".