En una conferencia sobre el siglo XVIII, leída hace ya más de cincuenta años, afirmaba Américo Castro que
el Siglo de la Ilustración, al que se suponía que no estudiaba nadie, no estaba peor conocido que el siglo XV o incluso
el XVI, y subrayaba que quienes lamentaban la escasez de noticias sobre el siglo de Feijoo, no advertían la ausencia de
un solo libro legible sobre Cervantes. Desde aquella fecha, la investigación sobre los Siglos de Oro o la Edad Media ha
efectuado enormes progresos, pero tampoco ha sido pequeña la atención dedicada al siglo XVIII, y hasta casi podría
sostenerse que, sobre todo en las dos últimas décadas, proporcionalmente al menos es ésta mayor. Aunque queden, no
obstante, y quedarán por largo tiempo, numerosos problemas que investigar y resolver -algunos básicos, y aún quizá
elementales - es ya ridículo seguir hablando del Siglo de la Ilustración como de "ese desconocido".