Ser abuelo es más importante que ser presidente del Gobierno, según Abuelo Gepeto y de eso no tiene duda Abuela Hilandera ni Abuelo Poeta. Abuela Viajera, que siempre está cargada con un par de maletas, les da la razón. Y para Abuelo Geógrafo es mejor jugar con ellos que explorar el Ártico, igual que a Abuela Bizcocho le gusta más estar con sus nietos que en las pastelerías vienesas.
Todos los abuelos están de acuerdo: incluso Abuela Trabalenguas, Abuelo Zapatero y Abuela Abanico, que no cambiaría a sus queridos nietos ni por el pai-pai de la emperatriz de la China... Abuelo 4 x 5, calculadora en mano, piensa igual, y Abuela Nanas y Abuela Hada... Y Abuelo Panadero, que está convencido de que sus nietos son tan esenciales como el pan. Todos los abuelos de este mundo (sí, también Abuela Baúl y Abuela Naipes, Abuelo Rey y Abuela Bailarina, Abuela Peonza y Abuelo Morse, Abuela Mariposa y Abuelo Guardián de Palabras) saben lo especial, lo única y lo importante que es su condición. Van a contarlo en este libro, y para comenzar, Abuelo Estrella guiña su ojo azulado desde lo alto del cielo...