Viajar es ir en busca de lo insólito; vivir experiencias que se nos claven para siempre en el recuerdo. Y esto, en un mundo globalizado solo es posible si lo hacemos responsablemente: dejándonos sorprender por la riqueza del patrimonio cultural y natural, degustando los sabores locales, regalando productos autóctonos que nos permitan compartir nuestros descubrimientos y, especialmente, paseando entre la gente.