Azotado por el mar, Adam no recuerda su pasado, su rango ducal ni el naufragio que casi le cuesta la vida. Sin embargo, se llena de alegría al oír que la visión de cabellos dorados que atiende sus heridas es su mujer.
Su nombre es Mariah y su rostro puede resultarle familiar, pero el roce de su piel, el calor, se sienten deliciosamente bien. Cuando Mariah Clarke rogó por encontrar el modo de disuadir a un intimidante pretendiente, no se imaginó que la respuesta sería arrastrada hasta la orilla de una playa desierta.
Convencer a Adam de que es su marido resulta sorprendentemente fácil. Resistir la tentación de actuar como su mujer, en todos los sentidos, no lo será tanto. Y ahora, una pasión que empezó siendo una fantasía se ha convertido en algo peligrosamente real y completamente irresistible.