Una trepidante historia de corsarios basada en hechos históricos.
«Una historia perfecta para quienes consideran que abrir las tapas de un buen libro es franquear una puerta hacia la vida y la aventura.»
Arturo Pérez-Reverte
«La cacería cayó en mis manos por casualidad. Aventura, historia, navegación, se daban feliz cita en aquellas páginas, que además estaban extraordinariamente bien escritas. Me gustó el título, me gustaron las páginas que leí por encima, me llevé el libro al hotel y lo acabé completo en tres horas.»
Arturo Pérez-Reverte
En 1819, el capitán Basilio de Brito, al mando del velero portugués Espíritu Santo, inicia una persecución larga e implacable desde el litoral de Brasil en busca de la Intrépida, la rápida goleta corsaria gobernada por el capitán John Blackbourne. Dos hombres unidos por su amor al mar y a la navegación, pero irremediablemente separados por sus diferentes maneras de sobrevivir.
«Ésta es una novela singular, que cuando fue publicada aún resultaba insólita en la literatura contemporánea en lengua española. Una narración de aroma deliberadamente clásico, perfecta para lectores aficionados al mar; de ésos que, con la imaginación, todavía son capaces de viajar en la Hispaniola a la isla de los piratas, arponear ballenas a bordo del Pequod o combatir penol a penol en la Surprise, entre cañoneos y astillazos. Pero también es una historia perfecta para quienes consideran que abrir las tapas de un buen libro es franquear una puerta hacia la vida y la aventura. Así que una recomendación previa: quienes no sientan el escalofrío anticipado que hace batir de expectación la sangre en las venas lectoras, el encanto de las páginas con olor a mar y a pólvora, noches de guardia bajo las estrellas, rumor de velas henchidas por la brisa allí donde empieza la única verdadera libertad del hombre, a cincuenta o cien millas de la costa más cercana, pueden navegar hacia otra clase de novelas, todas perfectamente honorables, y dejarnos tranquilos aquí, entre colegas, con nuestros esqueletos en el cofre del muerto y nuestra botella de ron.»
Arturo Pérez-Reverte