Empezada a los diecisiete y terminada a los dieciocho años, Los dominios del lobo fue la primera novela de Javier Marías, una obra transgresora e insólita de cuya publicación se cumplen ahora cuarenta años.
La acción transcurre en los Estados Unidos, los personajes son americanos, y esa América retratada es una divertida parodia y un serio homenaje al cine de los años dorados de Hollywood. El jovencísimo Marías demostró una notable madurez narrativa, una aguda ironía y una diabólica capacidad de fabulación.
A partir de la aparatosa desintegración de la familia Taeger en 1922, se suceden en catarata las trepidantes aventuras, abarcando casi todos los géneros: desde la novela negra hasta el melodrama, desde el relato de pasiones rurales hasta la Guerra de Secesión, desde la intriga policiaca hasta las luchas de gángsters o el exotismo sureño, teñido de su inclemencia tradicional.
No es exagerado afirmar que esta novela, «excelente y cruel pastiche» según Juan Benet, con su estructura atrevida, su desparpajo inventivo, su intencionado uso del tópico y su agilísima técnica que no elude la truculencia, se adelantó a su tiempo y fue precursora de la más vivaz literatura actual.