En el año 1230, unos monjes roban los restos de Francisco, que iban a ser sepultados en la catedral. Lo entierran bajo el altar de una pequeña capilla y uno de los monjes esconde en el ataúd cierto documento que oculta un secreto del difunto. Los cuatro monjes juran proteger con sus vidas la ubicación de los restos del santo.
En 1271, el ermitaño Fra Conrad recibe un documento con las notas manuscritas de un monje franciscano que, en forma de acertijo, hablan de cierta leyenda, cierto testamento y cierto hombre ciego. Conrad comprende que debe descifrar la adivinanza, tras la cual se oculta el gran secreto de San Francisco, y que para ello debe ir al monasterio de Asís.