El reverendo Hoseah Washington Smith fue a Viena durante la posguerra, desde una pequeña ciudad de Luisiana, a repartir libros religiosos y a predicar la palabra de Dios. Un día llegó al sótano de una casa en ruinas. Allí vivía un grupo de chicos sucios y andrajosos, ladrones y prostitutas, que no dudaban en matar para conseguir comida o satisfacer sus brutales deseos. El reverendo se verá obligado a repensar su idea de hermandad...
El líder del grupo es Yid, un chico de trece años cuyas experiencias en un campo de concentración le habían hecho madurar antes de tiempo; Goy, un muchacho mal alimentado que se estaba convirtiendo en un fenómeno del fútbol, aunque, por hambre, sus intereses se inclinaban más hacia el robo; Eve, una prostituta de quince años que soñaba con una vida distinta, en la que pudiera volver a ser virgen; Ate, que había denunciado a sus padres a los nazis: todos ellos foman parte de la tragicómica pandilla de huérfanos retratada por Robert Neumann, que en este relato se convierte en símbolo de la tragedia y la esperanza que conviven en la Europa de la posguerra.
Los niños de Viena es un grito de socorro lanzado al mundo por un autor que vivió el exilio y el silenciamiento en la Europa nazi, donde se prohibieron sus libros, y del que siempre se destaca «la extraordinaria capacidad para explorar los más ocultos rincones del corazón y el alma de los hombres».