`Solomon Kane, la obra ilustrada por el dibujante David Rubín y protagonizada por el otro gran
personaje, además de Conan nacido de la pluma de Robert E. Howard, continúa -junto con El Golem,
de Gustav Meyrink, al que pone en imágenes Santiago Valenzuela- la colección Clásicos Ilustrados
de Astiberri, donde una recopilación de relatos o una novela completa de un autor de referencia de
la literatura, es interpretada gráficamente por un dibujante de cómics a lo largo del libro por medio
de una serie de ilustraciones principalmente a toda página.
La serie Solomon Kane -publicada íntegra en este volumen a partir de los cuentos originales y no
de las versiones que sufrieron tras la prematura muerte de su autor- bebe de la aventura, el folletín,
las historias de piratas, el género histórico y el terror. Solomon Kane es un justiciero puritano de la Inglaterra del siglo xvi. Solitario y reservado, se expresa mejor con las armas que con las palabras
en su deambular por unas convulsas Europa y África. El tomo se cierra con el único relato de corte
histórico protagonizado por Sonia la Roja que Howard escribiera en vida.
A David Rubín le seducía el reto de enfrentarse a una creación que «trasciende la literatura pulp.
Solomon Kane está sobrado de aventura como pocas veces se ha visto en una obra literaria, en sus
páginas hay terror, a veces casi lovecraftiano, hay romance, lugares insólitos e inexplorados, épica...
y tiene a Kane». Vestido en cuero negro, lo mismo blandiendo una espada que sus famosas pistolas,
Solomon Kane es para Rubín el «término medio perfecto entre Conan y La Sombra, y un personaje
tremendamente divertido de dibujar».
Del mismo modo, «poder reinventar esos parajes, con una salvaje África, de otro mundo -a caballo
entre la Atlántida y Sangri-La-, esas criaturas ancestrales y fantásticas, plasmar en imágenes las
maravillosamente escritas secuencias de acción, ha sido toda una delicia», reconoce Rubín. Para tal
fin, el dibujante gallego subraya haber intentado dar un paso más a nivel estético en su evolución
como autor, «retomando el blanco y negro de una manera distinta a cómo lo había trabajado hasta
la fecha, utilizando composiciones que no me había atrevido a usar... ». Y además, asegura haber
disfrutado «como un niño» a la hora de hacer las 42 ilustraciones que, portada inclusive, componen
este volumen.
Mediante la propuesta de clásicos ilustrados, Astiberri pretende dar un paso para estrechar vínculos
entre clásicos literarios y autores de cómic aportando una visión iconográfica inédita hasta la fecha,
en la que el ilustrador es también un narrador de oficio que busca ser respetuoso con la tradición y a
la vez contemporáneo. La colección comenzó su andadura el pasado 16 de abril con Monkton el loco,
de Wilkie Collins con ilustraciones de Fidel Martínez, y El mundo perdido, de Arthur Conan Doyle,
que contó con el trabajo gráfico de Sagar Forniés.