Cada uno lee donde quiere, o donde puede: en el ascensor, en el tren... Luís Pousa se decanta por el bus, que también exige la lectura fragmentaria, a salto de página. Y así, entre parada y parada, mientras esquiva el ojo del pasajero mirón, van surgiendo autores y lecturas: Italo Calvino, Ramón Gómez de la Serna, Julio Camba, Paul Bowles, Julio Cortázar o el propio Enrique Vila-Matas, autor del prólogo de este viaje a trompicones por la literatura personal de un lector varado junto al Finisterre. Pousa recuerda los viejos trolebuses, sueña con el bus nocturno y se pierde entre los pliegues misteriosos de Kafka, las botas que pisan el asfalto de la Alcarria o las hojas de hierba que sin duda fumaba Walt Whitman. Lleva un compañero de itinerario, el ilustrador Miguel Ángel Martín.