«Estas son las tres premisas fundamentales al inicio de toda relación de folleteo:
1. no estoy enamorada de ti.
2. mientras me veo contigo no habrá otros hombres.
3. si a ti también te parece bien, divirtámonos mientras dure».
A Marzia Capotorti le gusta ir al grano. Tras decidir su carrera a suertes, cambia la facultad de Derecho por la barra de un bar. En el Verbe, prepara cócteles con profesionalidad y le da al sexo sin amor mientras habla sarcásticamente del género humano. No piensa en qué gastará su mísero sueldo porque lo que le obsesiona es otra cosa: morir de una muerte ridícula. Y lo cierto es que casi lo consigue...
A raíz de un estúpido accidente, Marzia se despierta en un hospital, en una especie de coma lúcido que le permite escuchar qué dicen de ella quienes la visitan. Parientes, amigos, amantes... le confiesan sus miedos, recuerdos y deslices, mientras ella, que es alérgica al melodrama y algo irreverente, se protege mentalmente con teorías curiosas, como pensar que somos lo que bebemos. Su mejor amiga, según este patrón, sería tan auténtica como el café irlandés, mientras su compañera de barra es un cóctel hortera (Long Island Ice Tea) y ella se acerca al Bloody Mary. Pero, entre visita y visita, su coraza se irá desmoronando, sin etiquetas que valgan. Reducida a espectadora, llegarán las dudas. Quizá pueda aprender algo de enamorarse y hasta es posible que su madre no se esté autoengañando tanto. Quizá, la engañada sea ella...
Dirigida a las porno-románticas o a quienes aún están dispuestas a darle una oportunidad a las cosas, Romanticidio es un ejercicio de exploración lleno de humor, mala leche y ternura, que ya ha sido un éxito de público en Italia.