Muy escasos son al principio, los indicios de los que puede disponer el lector sobre este asunto criminal. Tampoco el comisario Bärlach, paladín contemporáneo de antiguos valores que no vacila en emplear medios ilícitos para que triunfe lo que él considera el Bien, sabe con precisión qué ocurre, y su apatía es sin duda tan inexplicable como su obstinación. No obstante, sabe adónde va y tiene su propia idea de justicia y de cómo administrarla. Los hechos, que se desarrollan prácticamente según la irresistible tentación del comisario de ajustarlos a su propia concepción de la Verdad, irán conduciéndonos hacia un desenlace inesperadamente cruel. Esta es la primera novela policiaca de Dürrenmatt y en ella ya se aprecia su maestría en mezclar sátira, ironía, observación, pensamientos e imaginación en una historia aparentemente anodina, como las que podrían ocurrirle a cualquier hijo de vecino02026;