Aquejado de una larga enfermedad, llega un niño de diez años a la casona de sus abuelos, situada en el Barrio Alto de una señorial población gaditana, para pasar los tres meses de verano que se anuncia triste y aburrido. Pero habitan o visitan la casa parientes y personajes a la vez desconcertantes y fascinantes que poco a poco irán perturbando su riguroso ritual de aparente austeridad con estrafalarias y misteriosas rarezas. El niño, privilegiado observador pasivo, lo husmea todo, lo aprehende todo con una sensibilidad, cada vez más cercana a la de esos elegantes parientes, que viajan, recitan poemas y se rodean de exóticos personajes, o a la de las intrigantes sirvientas que cuidan de él, o incluso a la del palomo que anda cojeando por los tejados02026;Los inesperados acontecimientos que lo alborotarán todo servirán para revelarle no sólo la tragicómica complejidad de las relaciones adultas, sino también la auténtica extraña naturaleza que ya apunta en él.