Un estudioso y buscador de ranas y sapos, o sea, un herpetólogo, decide un día partir en busca de una rana roja en extinción, la «rana de la sangre», de la que el viejo y negro Thierry vio un ejemplar, hace ya cuarenta años, en un monte cerca de su pueblo, en Haití. Mientras el científico y Thierry acampan al acecho de la rana y escuchamos las extrañas historias que jalonan la vida del viejo y de su hijo, en un país donde sangre y muerte determinan la existencia de sus habitantes -pobres gentes cuyo único consuelo son las supersticiones y las leyendas-, les acechan hombres armados hasta los dientes, impunes en su violencia. Y es que en Haití un extranjero siempre es sospechoso de algo y quienes le ayudan son malditos, aun cuando sólo se trate de buscar una rana en extinción02026;, o la planta hembra de la Pereskia, tras la cual lleva seis años en la montaña haitiana, sola y enloquecida, Sarah, la botánica.