En un rancho de California, Robert Osborn, sale a buscar a su perro y nunca más se le vuelve a ver. Algunos rastros de sangre, el hallazgo de una probable arma asesina, hacen que su esposa, Devorn, crea que han asesinado a Robert. Un año después, su madre y su mujer protagonizan un duelo frente a frente en un juicio para declarar o no legalmente muerto al ranchero desaparecido. La madre no quiere que el juez dictamine la muerte porque está convencida de que sigue vivo y la viuda espera que lo haga para poder seguir adelante con su vida. Lo mataron No lo mataron Quién Por qué