La aceptación natural de lo prodigioso. «En estos cuentos he querido narrar, dentro del territorio de lo fantástico y en un decorado leonés que es del alma, pero también de los ojos, historias de miedo, filandones donde se cuentan cosas imposibles, muertos que sobreviven a su amor, feroces venganzas de lo inanimado. Y siempre, metamorfosis.» Con el escenario convertido en un personaje dramático más, quien es considerado uno de nuestros fabuladores indispensables pone en pie de modo magistral un mundo de relatos unitarios en los que lo cotidiano está acechado de continuo por la sorpresa. La veintena de cuentos de este libro fluyen con la inquietante placidez de las historias que se cuentan cerca del fuego, donde lo narrado se reinventa una y mil veces, en ese reino secreto al mismo tiempo verdadero y fabuloso, habitual y mítico, particular y universal, en que transcurre la narrativa de José María Merino.