Una bióloga, para alejarse de un doloroso drama familiar, elige como destino profesional un laboratorio situado en una isla casi deshabitada, un «espacio protegido», donde el transcurrir del tiempo se ajusta mucho más al ritmo de la naturaleza virgen que al de los pocos seres humanos que habitan en ella, y donde parece posible que la memoria personal pueda ser anulada. Sin embargo, la llegada a la isla de un barco con el cuerpo ahogado de una joven devolverá a la protagonista la conciencia de la realidad humana y temporal a la que, a pesar de todo, pertenece. Por medio de un lenguaje tan preciso como desnudo de artificio, a través una historia narrada con singular intensidad, José María Merino recrea ese paraíso natural completo y autónomo que parece existir a salvo del sufrimiento, pero que puede acabar suscitando la sospecha de corresponder más al sueño y al delirio que a la vigilia y a la razón. Una novela plena de maestría, que ha obtenido el premio de narrativa Gonzalo Torrente Ballester 2006.