«Todo el material de este volumen, incluido el monólogo que encabeza su título, Ella imagina, está recorrido por un hilo conductor llamado Vicente Holgado. Es un sujeto algo obsesivo que se me apareció en un cuento de armarios titulado #Trastornos del carácter#, hace ya algunos años, y desde entonces se cuela en casi todo lo que escribo. Se trata de un tipo neutro, y poseedor de una naturaleza inestable, ya que unas veces está casado y otras viudo, aunque lo normal es que permanezca soltero. Se alimenta de yogures y frutos secos, y odia el bricolaje, aunque adora la mecánica. A veces, cuando se le reprocha su pereza para viajar, afirma que es más bello un cólico hepático que un atardecer africano. Detesta a los animales domésticos, aunque en algunos cuentos tiene un gato y en otros, creo, aparece con un perro. Se trata de un tipo inconcreto, aquejado, como diría un político, de un déficit de identidad; un tipo, en fin, que intenta sincronizar sus movimientos con los de la realidad sin conseguirlo. Vive de milagro, como todos, pero él a veces se muere, aunque en seguida resucita. Lo cierto es que las temporadas en que está vivo coinciden con épocas de graves desacuerdos que sobrellevo tomando apuntes sobre su carácter. En general, creo que su presencia me hace bien, aunque en pequeñas dosis, como el alcohol y los barbitúricos. Por eso, la mayoría de estos relatos no pasan de los cuatros folios. Hay dos o tres más largos: son el resultado de otras tantas sobredosis a las que felizmente sobreviví.» Juan José Millás