Regla número uno: No mantener nunca una relación con alguien que no vaya a estar ahí cuando salga el sol. La que antaño fuera ya mordida, la tímida y sexy investigadora privada Jackie Morrisey no quiere volver a esa situación de nuevo. Vincent Argeneau es probablemente el hombre más atractivo del mundo, vivo o muerto, pero ella está aquí para detener al asesino que quiere convertir al vampiro en cenizas y no para abalanzarse sobre su cama.
Regla número dos: No besar nunca a un vampiro... puede suponer un gran dolor en el cuello. Vale, Vincent ha tenido cuatrocientos años para mejorar sus habilidades para besar, y lo cierto es que resulta muy tentador verle pasearse sin camiseta por la casa. Y también es encantador, y protector... ¿He mencionado ya lo bien que besa? Jackie necesita mantenerse en guardia, o tendrá que formular una nueva regla:
Si te vas a enamorar de un vampiro, asegúrate de que sea un mordisco para recordar.
Lynsay Sands
Un mordisco inolvidable