El joven Ahmad, en mitad de la noche en su humilde vivienda de El Cairo, había oído una voz que le ordenaba ponerse en marcha hacia lo desconocido, siguiendo el curso del sol. Durante su viaje, Ahmad se unió a una caravana de camellos, aprendió a orientarse en el desierto, fue huésped en un oasis que no aparece en los mapas, fue aclamado príncipe de un increíble imperio, hasta terminar a orillas del océano, frente a su inmensidad. Su único equipaje, unos libros.
La llamada de poniente es una fábula que recuerda todo el encanto de Las mil y una noches. En sus sucesivos pasajes, de una extrema belleza narrativa, esconde una sátira llena de humor sobre lo absurdo de algunas costumbres sociales y políticas del mundo árabe; pero también es todo un canto a las maravillas de este mundo, a los misterios de la vida humana que camina hacia lo desconocido siguiendo el curso del sol, siguiendo la llamada de poniente.