Año 88 a. C. Tarde de teatro en Roma. Un hombre corpulento,
tuerto y vestido con atuendo militar, acaba de llegar al lugar
donde se representará la tragedia griega Prometeo encadenado. Los
asistentes le ovacionan. Es Quinto Sertorio, el sabino, héroe de
las guerras contra cimbrios y teutones, comandante de una de las
legiones de Cayo Mario en las guerras sociales que asolan Italia
y que enfrentan a la ciudad del Tiber con sus aliados latinos. Esa
será la primera vez que Cneo Placidio Mutio, un muchacho de
catorce años, vea a Quinto Sertorio. No será la última.
Cinco años después dos hombres ambiciosos y sin escrúpulos
se disputan el poder en Roma: Cayo Mario y Lucio Cornelio
Sila. La guerra civil entre estos dos colosos será sangrienta y
acabará por aupar al segundo a la cima del poder. Quinto Sertorio,
en ese momento procónsul para Hispania, se niega a
reconocer al gobierno instaurado por un hombre al que considera
un usurpador de la legítima República. Dará así comienzo
uno de los episodios más apasionantes y olvidados de la historia
de España, en el que un general proscrito, y habilísimo
estratega, logrará, con un puñado de hombres, levantar a los
hispanos contra el poder del Senado y ponerlo en jaque durante
una década. Uno tras otro los ejércitos de la invicta Roma
se estrellarán contra el genio militar del sabino. El talento y la
capacidad de hombres de la talla de Pompeyo Magno y Metelo
Pío se verán puestos a prueba en una guerra larga y agotadora.
De todo ello será testigo Cneo Placidio Mutio.