El cadáver de una mujer aparece junto al altar mayor de la madrileña iglesia de San Antonio, con evidentes signos de haber sido estrangulada y arrojada al vacío. El inspector de la Policía Nacional Federico Gajanejos deberá resolver el asesinato pese al sigilo de los sacerdotes, los problemas en el depósito forense y sus propias dificultades alimenticias. Cuando la investigación parecía estancada, el hallazgo de un segundo cadáver con una herida en el tórax producida por el cuerno de un rinoceronte, dará un nuevo giro a la investigación.
Además, los problemas con su madre aquejada de demencia senil, los comentarios mordaces de su novia, su relación con el agente novato sobrino del Ministro del Interior, su afición a la astrología, el difícil trato con la forense, las presiones de un juez a punto de jubilarse y la contratación de una escultural asistenta, completan el panorama en el que deberá moverse el inspector Gajanejos para resolver el caso.