Constance Chatterley, hija de intelectuales con ideales socialistas y educada en un entorno artístico, contrae matrimonio con Clifford, un joven de clase alta que se encuentra luchando en el frente, aprovechando unos días que éste tiene de permiso. Poco tiempo después, sir Clifford, que ha heredado la casa y el negocio familiares, regresa al hogar parapléjico. Este hecho, que con los años no hará sino exacerbar el carácter ya de por sí frío y cerebral de Clifford, será el detonante para que Constance, rompiendo todas las barreras de clase, mantenga un idilio carnal con el guardabosque de sus tierras, Oliver Mellors. La pasión entre ambos no será únicamente una válvula de escape de todas sus frustraciones vitales, sino también un reino afortunado al margen de todo, especialmente de las diferencias de clase y de otras injusticias (entre las cuales, sin ir más lejos, habría que contar el históricamente ignorado derecho de la mujer al placer).