En 1655, el duque de Guisa quiere arrebatarles Nápoles a los españoles para ganarse el favor del rey de Francia, Luis XIV. Para conseguirlo, el soldado Fournier entra en contacto con el duque Guzmán, un español que está dispuesto a venderle información sobre las defensas de la ciudad.
Durante una fiesta en el palacio Guzmán, Cecilia, la hija menor de una familia de acróbatas, oye una conversación secreta entre el espía y el traidor, pero el duque la descubre y esa misma noche manda a su sicario Diego para que mate a toda la familia. Sin embargo, ella consigue escapar y refugiarse en la capilla del palacio que Sebastiano Filieri está pintando para un gran amigo suyo, don Michele Agliaro. Tras asegurarse de que la niña dice la verdad, la acoge como aprendiza. Él la trata como si fuera su hija, aunque ella se siente atraída por él e intenta demostrarle por todos los medios que con sus quince años ya es una mujer, por lo que se crea una relación tensa y difícil entre ambos.
En la ciudad corre la voz de que un soldado español ha muerto de un modo misterioso. El médico que lo atendió afirma que se trata de un caso de peste, pero como esta noticia sería demasiado incómoda para las autoridades, lo acusan de haber difundido falsedades y lo meten en la cárcel. Mientras tanto, los casos de peste se multiplican.