En la primavera de 1937, Daniel Fuchs, después de haber cosechado un gran éxito con sus tres novelas sobre la vida de la comunidad judía en Williamsburg, llega a Hollywood para trabajar en la adaptación de uno de sus relatos cortos. Su contrato de trece semanas se convierte en residencia permanente y marca el comienzo de su gran historia de amor con el cine.
Escribir para la gran pantalla era un buen trabajo, recordaría más tarde, pero incluso mejores eran las propias películas: pequeños milagros para una audiencia masiva.
En sus relatos y ensayos desfilan productores, directores inescrutables y carismáticas estrellas del celuloide cuyas virtudes, defectos, egos y decepciones se hacían visibles en todo su relieve «porque la luz que el sol vertía sobre todo espacio era de una limpieza brillante».
Fuchs lo vio y lo registró todo con gran maestría; pasaba sus jornadas laborales escribiendo guiones, pero nunca dejó la prosa, publicando sus relatos en The New Yorker y Collier's, así como en Commentary.
Historias de Hollywood reúne, por primera vez, lo mejor de su trabajo sobre el séptimo arte y registra los caprichos de la industria cinematográfica desde su Edad de Oro hasta el progresivo declive.
Daniel Fuchs nace en Nueva York en 1909. En los años treinta su trilogía de Williamsburg, un retrato de la comunidad judía en Brooklyn, conoce un repentino éxito. Se muda a Hollywood en 1937 y trabaja para la industria cinematográfica durante casi cincuenta años. En 1956 recibe el Óscar al mejor guión original por Quiéreme o déjame, película protagonizada por Doris Day.
Muere en Los Ángeles en 1993.