"Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad. Más los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los idólatras y todo aquél que ama y hace mentira?" [Apocalipsis de San Juan].
Vuelve el inspector Sobrado.
Tras el caso de las mafias chinas que afectó familiarmente al detective de la Brigada Criminal, éste optó por un retiro voluntario del servicio activo. Pero ni el trabajo de oficina, ni su aparente recuperación física y emocional ha alejado de su mente la idea de volver a las calles.
El suicido de un policía y la necesidad de esclarecer el caso sin levantar la liebre, le brindan la oportunidad de ponerse al frente del caso, junto a Benítez y Luciana, su antiguo equipo, y a Diego Alcántara, un poli de la vieja escuela a punto de jubilarse. Los cuatro se verán envueltos en una trama donde las piezas no terminan de encajar y por cada paso se abre una nueva incógnita.
Un caso, inicialmente, intrascendente termina por sumergir a nuestros protagonistas en una sórdida historia sobre el poder político y religioso, donde los abusos sexuales y los crímenes de los Ivanov -una de las mafias rusas que operan en España- tejen una madeja difícil de desvelar.
Rafael Escuredo nos trae, en esta tercera entrega, un nuevo thriller que supone la madurez de su protagonista. Un personaje que lo cuestiona todo y vive intensamente, atrapado entre su vida familiar y el trabajo, y abocado a un final impredecible.