Las máscaras del héroe,
primera novela de Juan Manuel de Prada, confirma sin lugar a dudas
lo que ya muchos intuyeron tras la publicación de Coños
y El silencio del patinador: nos hallamos
ante un autor mayor de nuestras letras, dueño de un estilo propio
y de unos recursos narrativos que delatan al escritor de raza. A lo largo
de seiscientas páginas, Prada despliega una galería
de bohemios santificados por el anarquismo, aprendices de mesías
que juegan alevosamente a la violencia, espectros que habitan el museo del
olvido y figurones sorprendidos en su vida doméstica y nos ofrece
un libro que es a la vez novela coral y crónica literaria de toda
una época, episodio nacional y esperpento, tapiz sangriento y epopeya
íntima de unos hombres que vivieron en medio de la sordidez y murieron
desangrados de tinta o de sangre. Sobre el aguafuerte de la Historia, Juan
Manuel de Prada entreteje las existencias atormentadas y sonámbulas
de sus mil y un personajes, entre los que destacan Fernando Navales, nihilista
y canalla, y su «alter ego», Pedro Luis de Gálvez, aquel bohemio
que prefirió enmascarar su heroísmo con los disfraces del
desgarro y la truhanería, antes de habitar el cielo de las mitologías.
Una obra sin concesiones, negrísima y magistral, que mezcla la precisión
del dato con metáforas deslumbrantes.
Una novela inabarcable como la vida, que consagra
al mejor escritor de su generación y nos reconcilia con el placer
de la lectura.