Vicente Enrique y Tarancón, el que fuera obispo de Solsona, arzobispo de Oviedo, de Toledo y de Madrid-Alcalá, escribe, en sus años de jubileo y a modo de confesión, las razones de su conducta sin tener que enjuiciar la conducta de los demás.
Los cargos desempeñados por el cardenal Tarancón a lo largo de su vida poseen una importancia trascendental ya que aparecen ligados a las circunstancias sociopolíticas e históricas de la segunda mitad del siglo XX en España y en la Iglesia.