Dagoberto es un estorbo para los demás: viejo, ciego, maloliente y maniático, ha consumido su desabrida existencia escribiendo legajos que se pudren en cajas. Sólo lo aprecia su nieto Roberto, empleado de una editorial cuyos dueños creen tener la fórmula para el best-seller infalible que desarrollan en una serie de manuales tan pedantes como cínicamente mercantilistas. El joven se dedica a memorizarlos letra por letra para quedar bien con sus jefes, y entre tanto, encuentra un manuscrito de Dagoberto sobre el sueño y la telepatía.
Comienza así la desaforada metamorfosis del invidente en escritor famoso, asistido por el nieto que, además, es el objeto de los experimentos mentales del anciano y de las intrigas propias del mundo editorial.
Daniel Sada desborda en esta novela los límites de su vena satírica. Con la obsesión por el lenguaje que lo ha convertido en el máximo estilista de las letras mexicanas contemporáneas, desentraña el mundo editorial al mismo tiempo que utiliza el ritmo de las fases del sueño: desde el Delta del sueño profundo, que según el ciego Dagoberto propicia fenómenos telepáticos, hasta el Beta, donde se asienta la frustrante racionalidad cotidiana. La novela recupera las variaciones de velocidad e intensidad de las atmósferas oníricas, y el resultado es una obra sinuosa, rítmica, polifónica y decididamente provocadora.