Si el protagonista de La ciudad sin tiempo, la primera entrega de la serie de Enrique Moriel, era un hombre sin edad, capaz de revivir y contar los episodios épicos y humanos de la historia de Barcelona desde tiempos góticos, ahora la acción se traslada a Nueva York. El protagonista de El candidato de Dios, Timothy Gaylor, un banquero discreto y oscuro, parece haber vivido en todas las épocas y conocer bien las pasiones y los anhelos de los hombres. Sabe del ansia de poder, y de la utilidad del poder.
En pleno torbellino electoral norteamericano, alguien está moviendo piezas con una astucia inaudita. Los propósitos del banquero que ha visto pasar los siglos, y que contempla el mundo desde los ventanales de Manhattan, parecen no encajar con el mensaje del más humilde candidato a la presidencia de Estados Unidos, Christian Earth, que predica el amor y la concordia... sólo que Christian Earth es hijo de Gaylor, lo que muchos desconocen. Y para completar el rompecabezas, otro candidato muere asesinado en una fiesta en la que están todas las fuerzas vivas, y una fundación debe decidir a qué campaña dedica sus fabulosos fondos; una mujer muy bella sabe demasiado sobre demasiados hombres poderosos, con la mafia de por medio. Timothy Gaylor recibe entonces una visita del Vaticano...