La obra poética de José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976) es una de las más originales y, sin lugar a dudas, la más enigmática de las literaturas hispánicas contemporáneas. Vista en su conjunto, presenta tres fases o etapas diferenciadas, que se supeditan finalmente a la unidad esencial de la misma.
El cambio de la primera fase, o época de Muerte de Narciso (1937) y Enemigo rumor (1941), a la segunda, o etapa de Aventuras sigilosas (1945), La fijeza (1949) y Dador (1960), supone el abandono de la estilización "modernista", en beneficio del expresionismo carnavalesco, teorizado por Mijail Bajtín.
El paso de la segunda fase, o época de la retórica de la imagen, a la tercera, o etapa de Poemas no publicados en libro (1970) y Fragmentos a su imán (1977), puede entenderse como la renuncia a la experiencia de la obra autónoma en favor de la apertura comunicativa, ligada a los avatares de la historia.
Se trata, en definitiva, de una aventura poética que va más allá de las convenciones literarias, para moldear una experiencia estética innovadora, cuya dinámica consiste en dejarse conducir por la imagen originaria, sorprendente, fundacional, y cuyo objetivo prioritario es la meditación sobre la creación poética.