Tres personas -una mujer encinta, un viajero y un hombre que camina- han terminado por encerrarse, cada una de ellas con alguna poderosa razón, en el espacio abierto de una isla. Sólo ellas tres parecen ocupar el espacio soleado y ventoso de la playa desierta delimitada, a un lado, por el malecón y, al otro, por el río. En su melancólico vaivén, se miran a sí mismas y entre sí en el silencio atemporal, con la mirada hueca y fría de quienes han llegado al final. Todo parece haber quedado atrás : entre los brazos de una esposa y de sus hijos para el viajero ; en un remoto salón de baile para la mujer encinta ; y en el recuerdo intenso de un nombre olvidado para el hombre que camina. Pero, de pronto, por un instante, un atisbo de deseo vuelve a animarlas ; se acercan, se rozan, se hablan, se interrogan en la noche, ante el mar02026;¿El amor ?