Lucio Anneo Séneca (4 a.C - 65), el más distinguido intelectual de la Roma del siglo I, nació en Córdoba,
en la Hispania bética, anque muy pronto se trasladó al corazón del Imperio, donde llegaría a ser preceptor, colaborador
y, a la postre, víctima de Nerón. Si bien se le conoce principalmente por sus Epístolas morales a Lucilio y una serie
de diálogos, obras en donde el sabio estoico se muestra como pshychagogós, "conductor de almas' o "director espiritual',
Séneca es además el único dramaturgo del que hayan sobrevivido tragedias en latín. Al decir de algunos, sin él no
habrían existido Calderón, Shakespeare, ni Racine, y de sus obras escribiría Artaud que le conmovían hasta las lágrimas.
La presente edición cuenta con una cuidada versión rítimica de los pasajes no coloquiales de un drama que, sin embargo,
se destaca por la renuncia del autor a viejos modelos formales en favor de una cierta oralidad en la escritura, no
exenta de la herencia retórica de la lengua y la cultura a la que Séneca transponía el mito clásico que ya Eurípides
había elaborado en la Grecia ática.