Maurice Leblanc estaba convencido de que la
propiedad era un robo, de modo que se le ocurrió crear uno de los
personajes más populares que ha dado la literatura de misterio:
Arsenio
Lupin, caballero y ladrón, que durante décadas desvalijó
a los ricos sin el menor escrúpulo. Lupin era bromista, fanfarrón,
amante de los disfraces, de los efectos teatrales y del peligro... sabía
tratar a las mujeres y era implacable con sus víctimas. La policía
era incapaz de pescarle... hasta que tuvo que vérselas con el único
hombre capaz de estar a su altura: Herlock Sholmes. En La
dama rubia y La lámpara judía, las
dos aventuras que integran este volumen, el hombre de las mil caras, el
maestro de la fantasía, el genio de los ladrones, se enfrenta al
rival insobornable, al maestro de la lógica, al genio de los detectives.
El resultado es magia y diversión en estado puro.