Sinónimo de cultura y libertad, no es la capital administrativa de los Países Bajos, pero sin duda sí es su capital cultural y, desde luego, su mayor reclamo turístico. Maravillosos museos, conciertos de música clásica, ópera, rock y jazz en una ciudad fácil de recorrer, a pesar de sus calles a veces laberínticas surcadas por más de 150 canales. Al frente de su oferta se encuentran, por supuesto, las dos joyas entre sus museos: el Rijks y el Van Gogh, pero no hay que olvidar incluir los habituales conciertos de rock, jazz o hip hop, las obras de teatro que se celebran casi a diario o las representaciones de ópera de los sábados en el Concertgebouw. Bella, divertida, interesante y dispuesta a satisfacer los deseos más caprichosos, podría tratarse de una dama, pero es Ámsterdam, una ciudad que encara el tercer milenio con la seguridad que le otorga ofrecer casi de todo al más amplio espectro de visitantes.
En Ámsterdam han sobrevivido unos siete mil edificios de los siglos XVI, XVII y XVIII, que ocuparon entonces los comerciantes más ricos del mundo y cuyos herederos gestionan hoy con éxito empresas dedicadas a la talla de los diamantes, navieras, bancos y sofisticadas galerías de arte.