Ben Miller nos muestra en este libro dotado de regocijante humor el aspecto quizás menos conocido de la ciencia: su belleza y su hipnótica capacidad de seducción. En un momento en que vivimos un extraordinario florecimiento del conocimiento científico, no podemos ignorar que somos simios mutantes, que vivimos una glaciación a bordo de una bola de hierro fundido, que orbitamos alrededor de un agujero negro supermasivo, que el Gran Colisionador de Hadrones está desentrañando los secretos de lo infinitamente pequeño, y que el Telescopio Reflector Hubble está explorando los más lejanos confines del universo. Y como nos demuestra Miller en estas páginas en las que hace un recuento tan fresco como fascinante del actual estado y funcionamiento de la ciencia, no hace falta ser Einstein para que ésta se convierta en una de las alegrías cotidianas de la vida.