"Observé el escenario que tenía delante, observé la casa y los escasos elementos del paisaje, los desolados muros, las ventanas vacías que parecían ojos, los juncos partidos, los troncos blancos y los árboles podridos. Sentí una agonía en el alma que no puedo comparar a ninguna sensación terrenal, más que con el despertar del drogadicto tras el consumo de opio. El amargo regreso a la vida diaria, la detestable caída del velo"