Valles y montañas verdes, costas abruptas y acantilados dominan en Galicia un mar unas veces color turquesa y otras gris y veteado de cortas láminas blancas, donde el granito compite con la pizarra y, al fondo del cielo, nubes dentadas que empuja el viento del oeste... Para el viajero a veces resulta sorprendente: pasar de los paisajes rocosos de la costa de la Muerte, donde el cabo Finisterre parece custodiar el océano, a las murallas romanas de Lugo y luego a los edificios barrocos de Santiago antes de irse a tomar un albariño en las tabernas de Vigo, primer puerto de pesca industrial de España. Las costas gallegas ofrecen unas playas desérticas como uno ya no se atreve ni a soñar. En su mayor parte, los pueblos de veraneo han escapado a la locura del cemento y aunque los hoteles son abundantes la mayoría continúan siendo familiares y disponen de pocas plazas. A toda la zona se la compara a menudo con Irlanda, sobre todo en lo relativo a los paisajes y al trato con sus habitantes, muy propensos a poner sobre la mesa unos vasos de orujo para contaros en su lengua cantarina la historia de un pueblo tan profundamente arraigado a su tierra que no cesa de vagar por el mundo entero.
La guía Trotamundos os ayuda a descubrir todos los tesoros de Galicia, proponiendo rutas y aconsejando visitas por estas antiguas tierras de origen celta, así como recomendando lugares para que disfrutéis de su variada gastronomía de tierra y mar, sus productos locales, la moda gallega, las actividades deportivas? ¡No sabréis por dónde empezar!