Las imágenes reflejan el estado de una sociedad y su sistema de valores, así como sus crisis y sus momentos de euforia. Partiendo de esta premisa, Paul Zanker analiza el arte de los tiempos de Augusto, quien, empeñado en un esfuerzo sin precedentes por devolver una identidad a los romanos tras la crisis social y política de fines de la República, creó, de hecho, un nuevo lenguaje iconográfico. Su interés no se centra en la interpretación de monumentos en particular, sino en el conjunto de imágenes que influyeron en los contemporáneos de Augusto, incluidos ritos religiosos, vestimenta, ceremonias oficiales y formas de convivencia social, en la medida en que se decantan como representaciones visuales. Si bien se ha querido ver en el éxito del programa de renovación de Augusto el efecto de un refinado aparato de propaganda, " Augusto y el poder de las imágenes " revela la mayor complejidad del proceso, ya que incluso aquellos que detentaban el poder sucumbieron a la influencia de los símbolos que ellos mismos utilizaban.