Revestida con una belleza forjada a través de siglos, Toledo está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es el principal enclave turístico de la Comunidad castellano-manchega. Cada monumento nos habla de una época y los avatares vividos por cada uno de los pueblos que la han poblado. Romanos, visigodos, árabes y cristianos han dejado su impronta en esta espectacular urbe en la que la convivencia de culturas ha sido su principal rasgo definitorio. La visita a Toledo, cómo no, nos conducirá a contemplar su Catedral (iniciada en el siglo XIII y una de las principales de la cristiandad); el Alcázar (construcción militar que alcanza su apogeo con Carlos V); el monasterio de San Juan de los Reyes (bello ejemplo del gótico isabelino del siglo XVI); la sinagoga de Santa María la Blanca (de traza mudéjar), la sinagoga del Tránsito (siglos XIV)… Junto a los lugares citados tenemos espacio públicos como la plaza de Zocodover que fue mercado de ganado en la Edad Media y que es acreedora de numerosas referencias literarias a lo largo de nuestra historia de la literatura. Mención especial merece el museo sefardí, el museo de El Greco y el museo de Santa Cruz, entre otros.